Colmenar viejo, 13 de febrero de 2016
“Que ni tormenta ni bravanza tu rumbo a torcer alcance..”Llegue en Cercanias a Colmenar Viejo, pues el acertado punto de encuentro, estaba a tan solo 50 metros dela estación.
A primeras horas, el cielo estaba totalmente encapotado, y un ligero viento, traia algunas timidas y dispersas gotas de lluvia de la Sierra.
Algunos madroños ya habían llegado, y poco a poco se fue congregando una sorprendente y numerosa grupeta dadas las expectativas por las “temidas previsiones metereologicas” desistimos de ponernos el chubasquero, pues la temperatura era bastante suave para un mes de Febrero, y el temido viento, era apenas una leve y suave brisa.
Emprendimos la ruta los 15 madroños asistentes, y tras un corto tramo por asfalto por el solitario polígono de Colmenar, tomamos contacto con la tierra, rodando por entretenidas pistas y caminos muy cuidados, con un suelo muy compacto, por el que se rodaba con gran facilidad a pesar de la reciente lluvia caída,
La zona por este motivo, lucia exuberante con un soberbio tapiz verde que cubria por completo los inmensos pastaderos de Colmenar viejo, y enmoquetaba de igual modo las rocas, con una gruesa capa de musgo. Al fondeo divisábamos los siempre magníficos perfiles de la Sierra de Guadarrama, envueltos en nubes, ancladas estas, en las zonas más altas de las prominentes cumbres.
Rodamos por algunos bonitos senderos cerca del majestuoso y solitario cerro deSan Pedro, que se alternaban con caminos y veredas, con un perfil rompepiernas y combinados con algunos tramos a campo a través, sobre un suelo alfombrado de vegetación, donde en alguno de ellos pinchamos repetidas veces, hasta en cinco ocasiones, algo extraño para las fechas que estamos, pero tal vez la ausencia de lluvias haya provocado que las malditas espinas de los abrojos, aun no se hayan desecho con la humedad, en este trance tuvo vital importancia la fabulosa bomba de Jose Vicente que no pudo tener un estreno mas ejemplar ¡¡ peazoo bomba ¡¡
Tas un corto y merecido avituallamiento, llegamos expectante al famoso tramo trialero, que resulto soberbio, y no excesivamente técnico, lo que nos hizo disfrutar en gran manera de este desconocido tramo, hasta antojársenos algo corto.
A todo esto la lluvia, seguía sin aparecer a pesar de los amenazantes nubarrones que se perfilaban en el horizonte, y los que de modo omnipresente pululaban siempre sobre nuestras cabezas, y tampoco el viento fue excesivo, aunque ciertamente molesto algo en los últimos kilómetros , donde afrontamos las rampas mas largas de toda la ruta y con el viento de frente.
Al punto de coronar una de estas largas rampas nos encontramos con una experiencia inolvidable para todo el grupo, al cruzarnos en el camino con un grupo de senderistas, muy alterados y compungidos, pues uno de sus compañeros yacia fallecido en el suelo, cubierto con una sabana, victima de un fulminante infarto, pasamos andando, sobrecogidos y en silencio por el lugar, lo cual nos ha dejo helados y con el ánimo por los suelos, y mas de uno, nos comimos la cabeza meditando sobre el terrible suceso que acabábamos de presenciar, sobre la fatalidad del imprevisible destino, y la fragilidad del ser humano, quien le iba a decir a este anónimo senderista, que el dia de hoy, iba a ser el último de sus días.
Los siguientes kilómetros voy pensando que tal vez sea mejor asi, dar este fatídico paso que algún dia todos tenemos que dar, que no verte apagar lentamente, dia a dia sin conocer ya a tus seres mas queridos, y tras una larga y penosa agonía.
Poco a poco vamos recobrando los ánimos, y pronto llegamos a las puertas de Colmenar, se han abierto algunos claros y luce el sol, pero la ruta no ha acabado aun , y nos dirigimos hacia un corto tramo trialero del Camino de Santiago, a estas alturas, el engrase a base de cera de la transmisión y mi cadena, con la humedad y el agua no da resultado, y sufro varios chupados de cadena, a pesar de que todo el conjunto de la transmisión es nuevo, para completar el lote, noto que he perdido aire en la rueda trasera, a pesar de ello no paro y el líquido anti pinchazos de mi cámara hace efecto, paliando el problema, y puedo continuar rodando sin pararme , pues estamos ya en los últimos kilómetros de la ruta, los cuales recorremos tranquilamente por un encharcado margen la via abandonada, hasta la estación de cercanías de Colmenar, donde damos por finalizada esta bonita ruta, que casi olía a Primavera, y en la que el temido viento, o la siempre fatídica lluvia apenas han hecho acto de presencia.
Asi que para celebrarlo, nos vamos a una terrazita de un bar cercano, donde damos buena cuenta de unas frascas y merecidas cervecitas, al apacible sol de invierno, que por fin termino por salir, recompensándonos con sus calidos rayos, por nuestra fuerza de voluntad de acudir a esta ruta, contra viento y marea, y es que en este caso, la pasión por el MTB mueve montañas.