Cercedilla, 21 de Mayo de 2.017
¡¡ Vivan los clásicos..¡¡
Hacía algún tiempo que no acudía a una ruta verde del club, y que mejor ocasión para hacerlo que con esta conocida y agradecida “clásica de Cercedilla”.
Ante las previsiones meteorológicas, y por aquello de que mas vqle prevenir, eche mi chubasquero al fondo del camelback, que tampoco pesa tanto y siempre te puede sacar de un apuro en caso de un imprevisto aguacero, y es que cuando se sube a unas cotas cercanas a los 1.900 m. en montaña, toda previsión nunca esta demás.
Me acerque a Cercedilla en Cercanías, siempre es interesante convocar rutas cerca de una estación de Renfe, para que pueda asistir más gente a una ruta, en la estación me encontré con Gonzalo, un nuevo socio del club que no conocía, y juntos esperamos a la grupeta, que con un whatsapp previo, nos decían que venían a buscarnos, lo cual me extraño, ya que pensaba que subiríamos por la carretera de las dehesas, sin embargo Enrique Asenjo el guía, tuvo la buena idea de conducirnos por una senda llamada del agua, o de los campamentos, la cual es muy gratificante, y nos aleja del odioso tráfico de la carretera de las dehesas, el cual es muy intenso a primeras horas del domingo en esta zona.
El día se presentaba bastante nublado, y algo fresco, pero con total ausencia de viento, y la intensidad del pedaleo en constante ascenso durante unos 16 Km. Al Pto. De la Fuentfria, hacia que casi sobrase cualquier prenda de abrigo.
Me sorprendió la amplia grupeta madroña, que congregó esta ruta, creo que éramos 17 bikers, entre los que vi muchas caras nuevas, y también de viejos y queridos amigos de hace ya muchos años con los que siempre es un placer encontrarme y rodar con ellos.
Como siempre el ambiente en las rutas verdes, es de simpatía y cordialidad, y es este ambiente, por encima de la competividad, es el l que hace que estas verdes sean tan populares y del gusto de todos, en esta en concreto hay que destacarla meritoria labor del guía Enrique que realizo numerosos reagrupamientos para que el grupo estuviese unido, y la paciente figura del cierre Antonio Obregon que gestionaron y guiaron al grupo de una manera impecable.
A medida que íbamos ascendiendo, la temperatura se iba tornando más fresca, pero lo que me preocupaba, era un cielo muy gris que amenazaba con descargar un chaparrón en cualquier momento, tras ascender por la carretera de la Republica, pasar por el mirador de los poetas y posteriormente el espectacular mirador de la Reina, pronto llegamos al puerto de la Fuentfria, que parecía una romería , de los bikers y senderistas que allí nos reunimos, donde solo faltaba un pulpito con la virgen de la candelaria, y par de músicos ataviados con trajes regionales tocando la dulzaina y el tambor.
Tras la reagrupación en el Puerto, seguimos por una pista que llevaba al collado del Rey, sin posibilidad de continuación, pero la abandonamos a la altura del collado de Marichiva, para descender por un tramo trialero y empedrado de 800 metros, que desembocada en una amplia pista forestal la cual tomamos a la derecha, bordeando algunos pequeños embalses escondidos entre la espesura del bosque , de tranquilas aguas color esmeralda, continuamos durante unos ocho kilómetros en descenso, recorriendo la garganta del rio Moros, en medio de un entorno boscoso de pinos infinitos, un entorno cubierto de un lujurioso verde primaveral y aromas a cada cual más fascinante, unos caminos que siempre son una delicia volver a recorrer.
Siempre rodando por pistas forestales con buen firme, desembocamos en la ctra Nacional que sube al puerto de los Leones, por la que llegamos a este punto, tras un 1,5 Km de ascenso, este tramo por la siempre peligrosa carretera, creo que se podría haber evitado, cojiendo unos senderos que tras un corto, pero intenso ascenso desemboca en el mismo punto.
De nuevo nos reagrupamos en el alto del León, Gerardo Limia, se quedó mas retrasado con algunos compañeros echando aire a la rueda delantera, que parecía que le venia perdiendo aire, al final terminaría cambiando la cámara, pero pronto tras subsanar el pinchazo nos alcanzaron en el puerto, donde iniciamos un corto descenso de 800 metros por carretera, para cruzarla en un punto, donde se iniciaba un bonito y espectacular camino, en gran parte en descenso, Camino de La Solanilla, que recorre a media ladera las faldas del pico de la Peñota omnipresente centinela que infunde un carácter alpino a este fenomenal valle que nos regala unas vistas sublimes, Los últimos tramos de esta senda se realizan en vertiginoso y prolongado descenso, por una pista empedrada y de tierra suelta, en la que hay que extremar las precauciones , afortunadamente no ha habido incidentes que lamentar en esta espectacular ruta, tan solo una pequeña caída, de una nueva compañera del club, que era la primera vez que nos acompañaba, que se ha saldado con unas leves contusiones de “chapa y pintura” en la pierna izquierda. Y aunque la intensidad de la ruta le ha pasado factura, ha aguantado como una jabata durante todo el recorrido, en la que siempre se ha visto arropada, por la impagable labor del cierre Antonio Obregon, y muchos otros compañeros que la han estado acompañando y animándola en cada pedalada, una noble y ejemplar actitud, que hace que personas asi sean siempre esenciales en el desarrollo de una ruta de montaña, si como dicen por ahí, queremos enorgullecernos de ser “el mejor club del mundo”
Unas ultimas gotitas, en los casi últimos dos kilómetros, ponen el punto final de esta esencial y clásica ruta del MTB Madrileño, los que hemos venido en cercanías, cogemos el tren de regreso, casi por los pelos, para el siguiente hubiéramos tenido que esperar casi una hora, me hubiera gustado tomarme unas birritas con los amigos, pero en esta ocasión, no ha podido ser, seguro que habrá más ocasiones, lo importante es que nos hemos divertido y disfrutado de la compañía, y de un día de auténtico y puro mtb por nuestra querida sierra madrileña.
